Creación de nuevas especies
Las técnicas de reproducción tradicionales implican
el apareamiento de un macho y una hembra de diferente variedad, con la
esperanza de combinar las mejores características de ambas. Sin embargo, estos
programas de reproducción requieren varias generaciones, y solo pueden usarse
entre variedades de la misma especie. Con los recursos convencionales, no se
puede crear una súper verdura cruzando una zanahoria con un repollo, por
ejemplo. Pero la ciencia moderna ha elaborado técnicas revolucionarias de
reproducción. Una de ellas es la llamada fusión celular con animales.
Durante la fusión celular, la resistente membrana
exterior del espermatozoide y el óvulo se elimina por medio de sustancias
llamadas enzimas. Con esto las células, llamadas protoplastos, quedan
protegidas por una delicada membrana interior. Al mezclarlas, puede combinar, por lo regular con ayuda de productos químicos o
virus. El resultado puede ser la creación de una forma de vida con
características de ambos progenitores.
Ingeniería genética
Otra técnica consiste en reprogramar el material
genético que rige el comportamiento de las plantas y de los animales. La
especie producirá entonces mejor fruta, leche más rica o algún producto ajeno a
su naturaleza normal. Esto se logra con la ingeniería genética.
El carácter de cualquier especie se lleva en forma
de un código en grandes moléculas espirales de ácido desoxirribonucleico (ADN),
el cual se encuentra en el núcleo de toda célula viva. Las cadenas de ADN están
integradas por solo cuatro elementos llamados nucleótidos, cuyo orden a lo
largo de la cadena representa la información genética.
Con la división de los genes, se separan pequeñas
secciones de la cadena responsable de un proceso particular y después se
injertan en el ADN de otra especie: planta, animal o bacteria.
Uno de los primeros experimentos consistió en
separar la sección de ADN responsable de producir insulina en el páncreas e
injertarla en una bacteria. El gen se dividió por medio de una enzima, material
biológico que descompone la cadena de ADN en determinados puntos. Después se
utilizó la misma enzima para cortar el ADN de una bacteria, Escherichia
coli, en los mismos lugares, y el fragmento de gene humano se implantó en
la bacteria. Al crecer ésta elaboró insulina humana, así como sus productos normales.
La insulina se extrajo y desde 1982 se ha administrado a los diabéticos.
Esta técnica, aplicada a plantas y animales, ya
produce resultados extraordinarios.
Los científicos aislaron el gen responsable de
producir el factor IX en personas normales, lo extrajeron y lo injertaron en el
lugar adecuado entre los genes de embriones de oveja. Las ovejas crecieron
normalmente y producen leche que contiene el factor IX, el cual puede extraerse
y usarse para tratar a enfermos de hemofilia